viernes, 18 de enero de 2013



La consagración de la Primavera, de Igor Stravinsky



Stravinsky fue un gran compositor ruso y uno de los más influyentes de la música del siglo XX, tanto en Occidente como en su tierra natal. Sus 89 años le permitieron conocer gran variedad de corrientes musicales. Compuso una gran cantidad de obras clásicas utilizando diferentes estilos, pero es conocido mundialmente por tres de sus obras: El pájaro de fuego, Petrushka y La consagración de la primavera, todas ellas obras para ballets clásicos. Stravinsky también escribió para diversos tipos de conjuntos desde ópera y sinfonías a pequeñas piezas para piano y grupos de jazz.

 
La consagración de la primavera: es una obra musical para orquesta y un ballet en dos actos basado en la Rusia pagana. Describe los rituales de las tribus eslavas a la llegada de la primavera.  Es una de las obras más revolucionarias y trascendentales de la musica clásica por sus innovaciones en ritmo, armonía y timbre. Fue estrenada en mayo del 1913. Tuvo un gran rechazo e su época por las exhibiciones de erotismo expuestas en la actuación, pero fue también un momento cumbre de la música del siglo XX que cambiaría la manera de ver las cosas.

La obra se divide en dos actos:

       Adoración de la tierra: una hechicera predice los augurios y un grupo joven comienza la danza en honor a Yarilo mientras los miembros de la tribu buscan una virgen para el sacrificio, un anciano besa la tierra de la que comienzan a salir brotes y la tribu se entusiasma por la renovación de la vida que supone.

     Sacrificio: las vírgenes danzan formando círculos, una será la elegida para el sacrificio bailando hasta la muerte para reparar al mundo de la fuerza que la juventud le ha quitado. El anciano dirige los rituales de la tribu, la elegida baila su última danza hasta que muere y es conducida al montículo sagrado donde es sacrificada al dios Yarilo. La primavera ha sido consagrada.

En la música no hay sincronía y acompasamiento entre las distintas voces de los instrumentos ni entre sí mismas, lo que produce en el oyente una sensación de imprevisión, impulso, brutalidad y desorden.
En la orquestación abundan los efectos percusivos, agresivos y violentos, desaparece el sonido expresivo y melódico de los instrumentos de cuerda  y predominan la percusión y los instrumentos de viento, evocadores de la naturaleza primitiva y salvaje.



Irene García López 2º B



  

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